En el siglo XVI, Martín de la Cruz lo señala como: antiprurítico, para la dermatosis y dispepsia. El Códice Florentino,
menciona su uso para: los ojos irritados. Francisco Hernández, en el
mismo siglo la indica como: "sedante, tónico, el cocimiento de la
corteza cura a los disentéricos, el polvo de la misma disuelve las
nubes, aclara la vista, alivia las inflamaciones de los ojos y suaviza
la lengua reseca por exceso de calor".
A finales del siglo XIX, la Sociedad Mexicana de Historia Natural la indica como antipalúdico. En Datos para la Materia Médica Mexicana
se refiere para: la disentería, nubes de los ojos y curar las
inflamaciones. El Instituto Médico Nacional la reporta como
antidiarreico y antipalúdico. Para el siglo XX, Alfonso Herrera comenta:
es sedativo y narcótico. Posteriormente, Maximino Martínez describe los
usos siguientes: antidiarreico, antidisentérico, antiespasmódico,
antipalúdico, contra neumonía, refrescante, y para enfermedades del
sistema respiratorio y visión borrosa. Luis Cabrera la con-signa para:
abscesos, antiblenorrágico, antiespasmódico, produce arritmia y
analgésico. Finalmente, la Sociedad Farmacéutica de México cita los usos
siguientes; antidiarreico, antipalúdico, astringente, eupéptico,
gastritis atónica, sedante cardiaco, sedante de la circulación, sedante
en catarros bronquiales y laríngeos y tónico.
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